Compartir es vivir

Celebramos

Celebramos. Todo tiene espíritu, desde las plantas hastas las piedras.

Desde esta visión animista de la vida, celebramos todas las estaciones que para esta comunidad son ocho. Un Rueda de la vida, la Rueda de Madre Tierra, donde, conectadas con Su ciclicidad la celebramos a Ella y nos celebramos con Ella, ya que no hay afuera.

 

Los ciclos de la vida están en nuestro cuerpo, desde el nacimiento hasta la muerte, como la misma Tierra que parece morir en invierno, renacer en primavera, alcanzar la plenitud en verano  y volver a morir de manera paulatina en otoño.

Celebramos en comunidad  e invitamos a las personas que quieran venir a vivir con nosotras la magia de estar íntimamente unidas a Madre Tierra y al Gran Tejido de la vida.

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Celebramos girando en espiral, una y otra vez hasta cruzar el velo que separa los mundos.

La celebración es un acto de respeto, de gratitud, de reconocimiento de que vivimos todo el tiempo en tiempo sagrado, ya que en el animismo no hay un tiempo seglar y un tiempo sagrado.

Desde el no hay afuera, vivimos todo el tiempo en lo sagrado, aunque haya momentos donde la ceremonia dota de sentido ese sentimiento de vivir en lo sagrado. En realidad es una forma de vida, no es un momento donde se celebra, nos vamos todos a casa y salimos del tiempo sagrado. Nunca salimos de ese tiempo, aunque tengamos un tiempo humano diferente en el que vivimos «en la realidad».

Como no hay afuera, la realidad material de trabajar, de limpiar la casa o de hacerla comida también es un tiempo sagrado para nosotras

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Esta fotografía pertenece a una de las celebraciones de Samain.

 

En ella honramos a ancestros y ancestras. El velo de los mundos es más sutil  y podemos escuchar sus voces.

 

Celebramos la muerte como un cambio no como un drama, y, de una manera simbólica pero muy real, nos entregamos a esa muerte, a ese cambio.